9.12.08

Haciendo tamales...una tradición navideña









A mi papá...

Nunca he hecho tamales yo sola, pero siempre acostumbraba con mi familia a hacerlos en mi casa, ubicada en San Francisco de Heredia, Costa Rica. Desde pequeña aprendí a hacer tamales junto a mi papá y mamá; así que me sé muchos secretillos sobre la receta y como hacerlos. Todos los años, como era costumbre, en mayo mi papá sembraba el maíz, no se imaginen que el terreno de mi casa es muy grande, es pequeño, pero ahí él cosechaba una pequeña milpa, dejaba que el maíz se secara en la mata, cortaba las mazorcas y guardaba unas para hacer los tamales de fin de año.
Cuando estaba cerca la época de los tamales sacaba las mazorcas, las desgranaba, y cocinaba el maíz, el cual tiene su proceso, porque hay que cocinarlo con ceniza y lavarlo varias veces luego de este proceso lo molía en una máquina o lo llevaba al molino, la diferencia entre uno y otro es, que cuando se lleva al molino la masa queda más fina y con la máquina la masa contiene más pellejitos del maíz. Igual a mi papá le gustaba molerlo y era una cuestión de gusto.
Después, que tenía la masa, agregaba las papas molidas, las cuales mi mamá cocinaba; esto para darle suavidad a la masa junto con el tocino, que también lo pasaba por la máquina de moler. El día anterior mi mamá cocinaba la carne de cerdo con el tocino que se le va a ponía a los tamales, la carne se condimenta bien porque el caldo va a servir para darle gusto a la masa. También mi papá molía chile dulce a la masa, le agregaba los cominos, salsa Lizano y sal, todo esto lo mezclaba muy bien para que los ingredientes quedaran bien compenetrados. Este proceso se realizaba durante la mañana, mientras él preparaba la masa, mi mamá, mis hermanos y yo, empezábamos a preparar y a ordenar los ingredientes que se agregaban a los tamales. Los huevos los cortábamos en cuartitos (el día anterior cocinaban los huevos, cuando le queríamos poner), la zanahoria cortada en tiritas, el chile dulce en tiritas, abríamos latas de petit-pois y garbanzos o los comprábamos en la feria del agricultor. Colocábamos en un tazón cada ingrediente, la carne era cortada en trocitos y mi mamá preparaba el arroz con achiote, a veces agregábamos pasitas, aceitunas o alcaparras, pero era una cuestión de gusto, a veces las agregábamos o a veces no, pero ese detalle era una opción para que fueran diferentes para cada año.
Cuando todo estaba preparado, se habían seleccionado y limpiado las hojas de plátano y todos los ingredientes estaban acomodados en la mesa en el orden en que se iban a colocar, empezábamos a armar las hojas alrededor de la mesa y colocábamos los ingredientes, en serie era más fácil para hacerlos. Colocábamos la masa, el arroz y así todos los ingredientes, luego empezábamos a doblar las hojas hasta hacer los paquetitos y continuábamos con la siguiente ronda, mientras mi mamá, mi hermana y yo hacíamos este proceso, mi papá y mi hermano ponían el agua en una olla con unas hojas de plátano a hervir, preparaban las amarras e iban amarrando las piñas de tamales. Al final siempre se hacía un tamal grande que también se le llamaba el tonto con los ingredientes que sobraban.
Después, cuando el agua hervía colocaban los tamales hasta llenar la olla y al final se contaban las piñas, se dejaban enfriar y luego los guardábamos en la refri, pero siempre esperábamos a que se cocinara el primer tamal para probarlo...
La receta de mis padres es herencia de mis abuelitas, pero no hay nada escrito, todo es pura tradición oral
Empezábamos a comerlos apenas estaban y a partir del día siguiente hasta que se acabaran, incluso a veces se comíamos al desayuno, al almuerzo y la cena, por eso los hacíamos más o menos 4 días antes del 24 de diciembre.
Los tamales que hacíamos en mi casa me gustaban mucho, y los que hace mi prima Marta, pero en realidad, lo importante en una buena receta de tamales es la masa, si la masa no está bien, los tamales no saben, aunque tengan de todo...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero seguir pasando y mirar estás fotos que cuentan historias y nos hacen sentir diversas sensaciones.

Sobre lo tamales, no deberías de dar todos los secretillos, pues la magia desaparece, jejeje. (Y la receta también..)

saludos
hannibal

Anónimo dijo...

Hola

Te invito a que visites mi blog y te identifiques (si deseas) con un poco de poesía.
Una distinta, una sin prejuicios.

saludos
hannibal

Anónimo dijo...

mi próximo tamal sera de poemas... ehh .. nooo
mi próximo poema sera de tamales..

si..

jajaja
gracias

Déjame un comentario allá en mi casa. Espero también compartir tamales contigo.

saludos
Hannibal